Viajando por Buenos Aires, con la calidez de primavera extrañamente siendo invierno.   Se nos dio por turistear de una manera más culta, decidiendo visitar el MUNTREF, Centro de Arte Contemporáneo, sede Hotel de Inmigrantes. Donde se encontraba Vicente José de Oliveira un artista visual que me dejo impactado por su originalidad en la composición de sus obras.

Vik Muniz como es conocido, empieza su carrera como escultor en los 80s. Causando impacto en el año 1997 con sus retratos de la serie “Chocolate” y en el 2006 con los retratos hechos a base de desperdicios.

La Pieta, Desperdicios, Arte Contemporanea, Vik Muniz

Lo que convierte a este artista en un icono a nivel mundial es su capacidad de apropiarse de otras obras, las cuales le sirven como base para las suyas. Estas son retratos, cuadros, fotografías que han causado relevancia a nivel mundial. Vik Muniz emplea azúcar, chocolate, mermelada, mantequilla de maní para pintar y luego fotografiar. Lo que hace cuestionarnos de alguna manera la percepción de las cosas y cuestionarnos sobre las mismas.

“¿Qué estamos viendo?”

“¿Una fotografía camuflada de pintura, o una pintura camuflada de fotografía?”

«¿La pintura de una fotografía, fotografiada nuevamente?»

«¿Es la fotografía de otra fotografía, elaborada en otro material?»

Bueno ese paradigma se los dejo a ustedes por contestar. Pero les repaso que esta misma aporía es la que ha llevado a Vicente Oliveira a ser tan reconocido.

VikMuniz

Pero si nos alejamos de las percepciones visuales, nos damos cuenta que hay un gusto por lo material, de hecho una vez que ya este artista captó mi atención y empecé a buscar el significado de sus obras; leí un par de artículos en los cuales Muniz confesaba el “Placer de pintar”, solo por pintar.

Nos hace reflexionar cómo en el mundo del arte muchos paisajes, retratos, pinturas en sí nacen de una serie de instrucciones ya sean dadas por el tutor, profesor o presentador de tv. Dónde el aficionado se induce para ver si obtienen lo deseado “Arte”, pero no comento esto como un atropello a la creatividad, sino lo contrario, a este gusto, esta sensación algo más básica “solo pintar”, sin importar la inventiva donde el genio es secundario y la sensación al realizarlo prima como objetivo personal.

Vik Muniz no se considera pintor o dibujante, no le interesa reunir los criterios o estilo. Su genialidad lo lleva a realizar copias de otras obras rompiendo con los mitos modernos de la inspiración u originalidad.

Casa de la cascada, Frank Lloyd Wright, Falling Water, residencia Kauffman, Chocolate, Arte Contemporaneo, Vik Muniz

Es por eso que una de sus palabras favoritas es “renderizar” que en el mundo digital significa tomar una imagen y traducirla a otro medio, explicando el traspaso de los materiales no tan usuales. Pero si bien se libra del acto creativo, experimenta con el espectador en los materiales que utiliza, existiendo siempre una vinculación entre retrato y material.

Un buen ejemplo es su obra niños de azúcar que fue criticado por su jocosa relación entre el azúcar y los jóvenes, cuando Muniz se encontraba de vacaciones en una isla caribeña se hizo amigo de unos jóvenes llenos de alegría, pero cuando conoció a sus padres se dio cuenta que estos pasaban agotados, resultado del trabajo en las plantaciones de azúcar por un salario miserable.

Niños de Azucar, Arte Contemporaneo, Vik Muniz

Es por eso que esta obra tiene tanto contenido, porque el artista intenta mostrar la felicidad contra el oscuro futuro que los espera en base al azúcar.

La Momia, Frankenstein, Dracula, Caviar, Comida, Arte Contemporaneo

Otro ejemplo, son las imágenes de Frankenstein Drácula y la Momia realizadas con caviar, donde muestra lo grotesco que conlleva la vida llena de opulencia y lujos.

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Ni pintor, ni dibujante o fotógrafo, más bien, un mediador entre materia y mente, entre realidad física y percepción. Muniz puede ser visto como un investigador visual, quien entre sustancias, medios y artimañas, llega a interesantes cuestionamientos sobre el mundo de las imágenes, la representación y la percepción; e interfiriendo en las mismas, nos reta así, en nuestra propia credulidad frente al mundo visual.

Juan Andrés Espinel

 

 

Juan Andrés Espinel